Alimentación emocional: Estrategias para controlarla y comer de manera saludable

Es importante identificar los desencadenantes de este tipo de alimentación y aplicar técnicas para promover hábitos alimenticios saludables.

La alimentación emocional es un comportamiento común, pero poco saludable, que afecta tanto el bienestar físico como emocional. Identificar los desencadenantes de esta conducta y adoptar técnicas que promuevan hábitos alimenticios saludables es fundamental para prevenir sus efectos negativos.

Es frecuente que, en momentos de estrés, tristeza o enojo, muchas personas recurran a la comida en busca de consuelo. Este comportamiento, conocido como alimentación emocional, se presenta cuando comemos no por hambre, sino para aliviar emociones incómodas, lo que puede generar un impacto negativo en nuestra salud.

El Lic. Richard Paucar, psicólogo de la Clínica San Juan de Dios Lima, nos comparte cuatro técnicas clave para evitar caer en la alimentación emocional y promover un estilo de vida más saludable:

1. Reconoce los desencadenantes

El primer paso para combatir la alimentación emocional es identificar las emociones, situaciones o pensamientos que impulsan a comer por razones distintas al hambre. Observar los hábitos alimenticios sin juzgar puede ayudarte a reconocer cuándo tus elecciones están influenciadas por el estado emocional.

Es útil llevar un diario de alimentos, donde puedas registrar lo que comes, a qué hora y cómo te sientes en ese momento. Con el tiempo, esto te permitirá identificar patrones emocionales, como el estrés o la tristeza, que te llevan a buscar consuelo en la comida.

2. Practica la atención plena (mindfulness)

El mindfulness o atención plena es una herramienta efectiva para transformar la relación con la comida. Se trata de estar plenamente presente al comer, observando tus pensamientos y sensaciones sin juzgarlos. La práctica de la “alimentación consciente” implica comer despacio, disfrutando de cada bocado, prestando atención a la textura, el sabor y el aroma de los alimentos. Esta técnica no solo mejora la experiencia de la comida, sino que también te ayuda a identificar cuándo te sientes satisfecho de manera natural, evitando el exceso.

3. Establece una rutina alimentaria

Tener una rutina fija para las comidas te ayudará a mantener el control de lo que comes. Asegúrate de que tus comidas sean equilibradas y nutritivas. Al establecer un horario regular, se reducen los momentos de descontrol, lo que disminuye la probabilidad de recurrir a la comida como respuesta a emociones. Tener una estructura diaria también reduce el riesgo de optar por opciones poco saludables en momentos de estrés o ansiedad.

4. Busca alternativas saludables

En lugar de recurrir a la comida para lidiar con el estrés o la ansiedad, busca actividades que promuevan tu bienestar integral. El ejercicio regular, las caminatas al aire libre, el yoga o incluso la meditación son formas efectivas de canalizar la energía y mejorar tu estado de ánimo. Estas actividades no solo te ayudan a sentirte mejor emocionalmente, sino que también fortalecen tu salud física y mental a largo plazo.

Con estas estrategias, podrás no solo evitar la alimentación emocional, sino también sanar tu relación con la comida, tu cuerpo y tu peso. Este proceso te ayudará a recuperar la autoestima, liberarte de la ansiedad y la culpa a la hora de comer, y despertar tu propia sabiduría nutricional.

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