Cómo abordar temas complejos con colaboradores: salud mental, temas personales ¡y más!

Según el Ministerio de Trabajo, la jornada laboral es de 48 horas semanales, lo cual significa que los peruanos estarían trabajando 9.6 horas diarias de lunes a viernes.

Sin duda quienes trabajan a tiempo completo, dedican más horas al empleo  que a la propia familia y amigos. No resulta extraño que los colegas y compañeros de equipo se conviertan en confidentes y afloren en la conversación distintos tipos de temas personales. Pero, ¿hasta qué punto es recomendable traer la privacidad a un ámbito laboral? ¿Cuáles temas no se debería hablar?… O tal vez  ¿hay temas de los que sí quisiéramos y deberíamos hablar, pero solemos guardarnos?

En el ámbito laboral, la tradición indica que no es conveniente hablar de temas con diferencias salariales (siempre que no se deban a motivos de género), intimidades personales, salud mental y hasta de política. Tampoco es bien visto criticar a la empresa u a otro compañero. Sin embargo, y pese a que este mandato de silencio suele reproducirse en las organizaciones sin mucha reflexión, en términos de la salud institucional y bienestar de los colaboradores, podría resultar enriquecedor abordar este tipo de temas. Así las empresas tienen la oportunidad de generar y favorecer espacios de contención para brindar herramientas y hasta fidelizar a los talentos, promoviendo su retención. 

Jean Pierre Rhor, Customer Success Manager de VISMA LATAM, expertos en soluciones para recursos humanos, con oficinas en Perú, comenta que “existen obstáculos para abordar estos tipos de temas, si bien la apertura a toda esa pluralidad de temas que suele impactar directamente en el personal puede enriquecer la cultura organizacional y la inclusión, no todos los temas pueden abordarse por igual ni tendrán el mismo efecto al socializarse”.

Es por esto que el experto señala que existen diferentes tipos de obstáculos al abordar temas delicados:En primer lugar, encontramos “estigma y prejuicios”, ya sea por desinformación o ideología, muchos temas tabús que están directamente asociados a estigmas o prejuicios sociales. Esto tiende a ser especialmente notorio, por ejemplo, ante personas con algún diagnóstico referido a su salud mental o con orientaciones sexuales no heteronormativas. En segundo lugar “temor al rechazo o la crítica”; en líneas generales, las personas tendemos a buscar la aprobación y sentirnos aceptados, por eso, una vez naturalizado que de ciertos temas no se habla en el trabajo, tener que abordarlos, puede despertar el temor a la crítica, particularmente si nuestra opinión se aleja de la perspectiva mayoritaria. En tercer lugar, encontramos la “falta de conocimiento o información”, el temor a lo distinto y el desconocimiento suelen contribuir a mantener ciertos prejuicios y, en consecuencia, también algunos temas como tabús”. 

Pese a los desafíos que pueden presentarse a la hora de abordar temas delicados en el trabajo, sus beneficios compensan sustancialmente el esfuerzo: 

  • Se fomenta la comprensión y la empatía
  • Se previenen problemáticas y favorece la atención en salud mental
  • Se fortalecen las relaciones interpersonales
  • Se robustece la cultura organizacional

En este sentido Jean Pierre Rhor, Customer Success Manager de VISMA LATAM, señala algunas recomendaciones para abordar temas complejos de manera efectiva:

  1. Identificar la audiencia y el contexto

Dado que en una organización el personal es sumamente plural, a la hora de abordar temas delicados es posible anticipar intereses, preguntas y preocupaciones diversas, por ejemplo, según la edad, el género o la formación de los recursos humanos. En consecuencia, previo a emitir cualquier tipo de comunicación, dar una charla, capacitación o incluso mantener una reunión uno a uno con algún colaborador, es central tener en claro quién es el receptor y en qué marco se estará produciendo el mensaje.  

  1. Prepararse adecuadamente

Esto implica derribar los propios mitos y prejuicios respecto de la temática, así como preparar recursos accesibles para todos. En este sentido, es recomendable alistar contenidos que puedan estar disponibles en más de un formato y transversalmente en distintas plataformas organizacionales. 

  1. Utilizar un lenguaje claro y respetuoso

Aquellos mensajes y comunicaciones que utilizan un lenguaje sencillo son más fácilmente entendibles por los diversos receptores. Para ello, es recomendable evitar preámbulos y formalidades excesivas, que distraigan del punto a abordar. Esto es especialmente importante, ya que es frecuente el uso de eufemismos y analogías que, si bien tocan la cuestión, no se sumergen de lleno en ella. De igual modo, y en relación directa con el punto anterior que invita a derribar los propios preconceptos, es central utilizar siempre un lenguaje respetuoso y libre de prejuicios.

  1. Escuchar y mostrar empatía hacia los demás

Como respecto de otras temáticas, al abordar este tipo de temas pueden emerger diferentes perspectivas, experiencias vividas y preguntas. Por eso, es decisivo no solo comunicar efectivamente, sino ejercitar la escucha activa, la empatía y la tolerancia a la diferencia, siempre expresada en el marco del respeto. 

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