El desastroso legado del infame “lagarto Vizcarra” cobra forma en la tragedia que atraviesa este país, desde que nos impuso una “reforma política”, respaldado por la élite caviar, mediante un referéndum ilegítimo que ha mantenido secuestrada a la nación. A través de un entramado siniestro, que incluye al Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación, la Junta Nacional de Justicia y el Jurado Nacional de Elecciones, el país ha quedado atrapado en una maraña de caos y descontrol.
Apenas cinco años después de que Vizcarra nos sometiera a semejante vergüenza, el Perú se ha vuelto ingobernable, con un futuro incierto para sus ciudadanos. Estamos presenciando los efectos devastadores de la venenosa fórmula que, de manera furtiva, impuso este individuo a través de un referéndum espurio. Las consecuencias están a la vista: una nación dirigida por una colonia de ineptos que controlan el país con una total irresponsabilidad. Parlamentarios en su mayoría incultos, miembros del Ejecutivo expertos en incompetencia y una burocracia repleta de personas sin la preparación o cultura necesarias para guiar a los treinta y tres millones de peruanos.
El Perú es hoy un barco a la deriva, gobernado por amateurs en todos los sentidos y expertos en nada. Resulta lamentable que el país siga sumido en un panorama tan grotesco, donde, debido a pandillas armadas con explosivos, armas artesanales y de guerra, el pueblo es víctima de robos, amenazas, secuestros y asesinatos diarios. Mientras tanto, el Congreso es incapaz de elaborar, debatir y aprobar una ley que sancione con severidad a los responsables de estos crímenes contra la sociedad. Aún peor, el Parlamento ni siquiera logra ponerse de acuerdo en el nombre de esta ley, conocida provisionalmente como “ley contra el terrorismo urbano”, la cual ha estado en trámite durante casi tres meses.
Todo esto es consecuencia de la nefasta reforma política impuesta por Martín Vizcarra. Ahora, un grupo de ineptos domina el Parlamento; muchos de ellos no saben leer ni escribir, y mucho menos tienen idea de cómo funciona el Estado, ni de cómo estructurar, proponer y debatir proyectos de ley, lo que es esencial en una nación que enfrenta una crisis existencial como la nuestra. En resumen, estamos siendo gobernados por una horda de individuos que han acumulado riqueza y poder, rodeados por aduladores que buscan beneficios del Estado y que, como sabemos, comparten con legisladores ignorantes e inmorales que han invadido nuestro Parlamento gracias a la infame reforma de Martin Vizcarra, ahora presidente del partido político Perú Primero.
El verdadero problema es que estamos a solo año y medio de volver a elegir nuevas autoridades, y no hay señales de que la calidad de los candidatos, ya sea a la presidencia o al Congreso, vaya a mejorar.
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Imagen; portal El Reporte