Productos orgánicos, buen negocio o mal negocio

El mercado de productos orgánicos en el mundo al año 2015, producidos en 50.9 millones de hectáreas agrícolas en el mundo[1], (más o menos, la mitad del territorio peruano), facturó 81.6 billones de dólares, De esta área en producción, América Latina participa con 6.7 millones de hectáreas.

En el Perú, en la producción orgánica se utilizan aproximadamente 457 mil hectáreas, siendo la castaña la abanderada con 168 mil has; el café con 110 mil has; cacao con 30 mil has; quinua con 7.5 mil hectáreas; y banano con 6 mil has[2], concentrando todos ellos el 70% de la producción de orgánicos, y facturándo alrededor de 374 millones en exportaciones en el año 2015, según Flores, G. de la Asociación de Exportadores (ADEX). Gestion.pe – Grupo El Comercio.

Como todos sabemos en la producción de productos convencionales o tradicionales y orgánicos intervienen dos partes; los productores primarios y las empresas que procesan y distribuyen el producto a los consumidores finales. Según AGRIFOOD ATLAS[3], en su informe del 31 de octubre del presente año, concluye que cada vez más el mundo se encuentra monopolizado por menos empresas alimentarias, señala que la mitad de la comida en el mundo se encuentra controlada por 50 empresas y solo 4 producen el 60% de la comida para bebé en el mundo. La presión por los precios bajos hace que las empresas procesadoras y distribuidoras (supermercados) presionen más a sus proveedores (productor primario), con menores precios.

En el Perú y el mundo, los productores de orgánicos agregan valor a sus productos, que cuestan entre tres y cuatro veces más que los productos convencionales o tradicionales en el mercado interno y externo, sin embargo, ¿en qué medida se benefician de estos interesantes precios que los consumidores pagan por este tipo de producto? o ¿qué parte del león se queda con los empacadores y distribuidores?

Para responder  estas dos interrogantes, primero conceptualizaremos en qué consiste la agregación de valor, para luego analizar dos productos orgánicos representativos del Perú.

La agregación de valor se define como un portafolio de prácticas agrícolas que permiten que los productores, empacadores y distribuidores se alineen y satisfagan las demandas de los consumidores con productos alimenticios en forma, espacio, tiempo, identidad y calidad, que normalmente no están presentes en la producción tradicional o convencional. Es lograr atributos que son percibidos por el consumidor, de forma que incida en su decisión de comprar y en el precio que está dispuesto a pagar.

La agregación de valor con una visión incluyente y ética es lo que se conoce como valor compartido. En otras palabras, se debe crear valor económico de modo que también se cree valor para la sociedad, al enfocarse en sus necesidades y desafíos. Porter y Kramer, 2011, manifiestan que existen tres formas de crear valor compartido:

  • Re-concebir los productos y mercadeo.
  • Redefinir la productividad de la cadena de valor.
  • Desarrollo de agro-clúster local.

El espíritu del valor compartido es que se debe beneficiar la empresa (productor, empacador y distribuidor), y la sociedad (consumidor), generando crecimiento y desarrollo económico. No hay que olvidar que la creación de valor no es una responsabilidad social, sino un nuevo modo de lograr el éxito económico.

Asimismo hay que asegurar ganancias reales para los pequeños productores y trabajadores, lo que se denomina “capturando el incremento del valor” (capturing the gains), donde las políticas de estado deben intervenir para promover el comercio justo.

En la ilustración N° 1 detallamos las seis estrategias de agregación de valor propuestas por el IICA en el año 2014[4], las mismas que se hallan sustentadas en tres premisas:

  • Realizar un cambio en el estado físico
  • Realizar cambios en la forma de un producto
  • Diferenciación física de un producto, que resulta en el enriquecimiento de un valor.

Como resultado del cambio en el estado físico o de la manera que es obtenido y diferenciado, da como consecuencia que la base de consumidores y la demanda potencial se expanda. La agregación de valor no solamente se puede realizar en el producto, sino también puede darse en cualquiera de los componentes de la cadena del sistema productivo.

La segunda estrategia de agregación de valor según el IICA se denomina Valorización de Atributos Intangibles (VAI), en la que el consumidor le otorga valores a factores que inciden en la salud, la nutrición, sostenibilidad de los recursos naturales o conservación de paisajes. Se busca la diferenciación de los productos, de tal manera que estos se posicionen en el mercado como productos de atributos únicos, y sean reconocidos por el consumidor. Esta diferenciación se logra de dos formas:

Sellos de diferenciación. Para que el producto sea distinguido, por lo que se necesita ser certificado por un agente externo.

Tipos de sellos de diferenciación:

  • Producción orgánica.- no contiene residuos de agroquímicos.
  • Medio ambientales.- Con condiciones favorables al medio ambiente.
  • Identidad territorial.- Circunstancias sociales y/o culturales.
  • Comercio justo.- Mejora las condiciones de los productores.

Marca del producto. Es en esencia una promesa de una parte, la vendedora,  proporciona de forma consistente a los compradores, un conjunto especifico de características benéficas. La marca ayuda a posicionar un producto, y a valorizarlo  por los consumidores en un mercado específico, por ejemplo.

  • Mercado Gourmet.- Cliente de alto poder adquisitivo, dispuesto a pagar por calidad y característica exclusivas.
  • Mercado Nostalgia.- Producto con identidad cultural y étnica, cuyos consumidores son emigrantes.

Queda claro que producir productos orgánicos no es un tema nada fácil para el productor, quien espera recompensas del valor compartido generado, asumiendo riesgos de producción para incrementar el precio con la esperanza de lograr el éxito económico, esto siempre y cuando se involucre con la estrategia de valoración de atributos intangibles.

Analicemos dos ejemplos representativos en el Perú para observar si  con la estrategia VAI, hay una recompensa con el valor compartido al incrementar el precio de la quinua y cacao orgánico. En el gráfico N° 2 podemos observar que los costos de producción de la quinua convencional, por parte del productor primario, es de S/. 3.33 soles por kilogramo, y el precio de venta es de S/. 4 soles por Kg, pagando el consumidor en el supermercado S/. 12 soles por kilogramo.  En el caso de la quinua orgánica debido a la menor productividad por hectárea, el costo de producción es de S/. 4.57soles por kilogramo. El productor vende su producto a S/. 5.0 soles, y el consumidor final paga por este producto en promedio en el Perú S/. 37 soles. Se puede establecer que la proporción que recibe el productor primario es 1 a 2 respecto al precio final en la quinua convencional y en la quinua orgánica es de 1 a 7.

Podemos apreciar en el gráfico N° 3, que en la quinua convencional, del precio final pagado por el consumidor, los productores reciben el 33% y los empacadores-distribuidores 67%. En el caso de la quinua orgánica la proporción es 14% para el productor y 86% para los empacadores-distribuidores.

Para el caso del cacao, tenemos que del producto de cacao convencional en grano, el productor recibe el 43 % del precio final cotizado en bolsa, pero cuando vende cacao orgánico la proporción es de 17% para los productores y 83% para los empacadores-distribuidores. Se puede establecer que la proporción que recibe el productor primario es 1 a 1.5 respecto al precio final del cacao convencional, y en cacao  orgánico es de 1 a 5. Bonito negocio el de los empacadores-distribuidores en el Perú, que sin correr riesgos significativos en tiempo y recursos, se quedan con la parte del león.

Contestando a nuestra pregunta si es un buen negocio producir productos orgánicos, por los números analizados y mostrados, vemos que para el productor primario, que asume los riesgos de producción (sequia, plagas y enfermedades, y otros), de inversión de recursos, costos de oportunidad por el tiempo que toma la  inversión, teniendo además que obtener el sello de diferenciación orgánica, es un muy mal negocio,  porque logra que se incremente el precio final, pero no comparte el valor finalcon los empacadores – distribuidores.

Solo será un buen negocio si el productor primario participa en la cadena de valor del producto,  antes que este sea comprado por el consumidor, si esto no es entendido por los productores debidamente organizados, entidades gubernamentales relacionadas al quehacer agrícola, y consumidores que creen que benefician al productor, solo será un buen negocio para los empacadores – distribuidores, quienes seguirán teniendo utilidades a costa del riesgo y empobrecimiento de los productores primarios, que son el eslabón más débil de la cadena.

Considero importante resalta un comentario hecho en el Atlas Agroalimentario, 2017, en el desarrolla la siguiente idea: La retirada del Estado de la intervención en las economías, es una de las principales causas del colosal daño ambiental y climático y de injusticia global que vemos en el presente. Ya es tiempo de establecer una regulación social y política de la industria agroalimentaria. Por qué debemos tomar un camino hacia una industria agrícola y alimentaria socio-ecológicamente sustentable[5].


[1] “The World of Organic Agriculture” 2017 edition, infographics, online data tables, and an interactive map can be downloaded at www.organic-world.net/yearbook/yearbook-2017.html.

[2] Organismos de Certificación Orgánica registrados por SENASA. Elaborado por: SPO-DIAIA-SENASA 2016

[3] The AGRIFOOD ATLAS is jointly published by Heinrich Böll Foundation, Berlin, Germany Rosa Luxemburg Foundation, Berlin, Germany Friends of the Earth Europe, Brussels, Belgium

[4] Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), 2014. Valor agregado en los productos de origen agropecuario: aspectos conceptuales y operativos por IICA se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial 4.0 International License Creado a partir de la obra en www.iica.int.

[5] https://www.boell.de/en/agrifood-atlas

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