A pesar de los intentos fallidos de desestabilizar el Estado de Derecho, el sistema constitucional se fortalece y todo apunta a que el actual Ejecutivo y Legislativo se mantendrán firmes hasta el final del período constitucional en 2026, a pesar de la desaprobación en las encuestas. En medio de un panorama político marcado por escándalos, denuncias de corrupción y una polarización destructiva, el Ejecutivo y el Legislativo del Perú se enfrentan al desafío de justificar su permanencia en el poder. Ante la desaprobación en las encuestas y la necesidad de restablecer la confianza de la ciudadanía, es crucial que ambos poderes del Estado se comprometan a romper con la continuidad desorganizadora y emprendan cambios y reformas que allanen el camino hacia un nuevo Estado y un nuevo sistema político y social.
El Perú se encuentra en una encrucijada política y necesita con urgencia reconstruir su sistema político, el cual sufrió un duro golpe con el referendo político impulsado por Vizcarra. Es especialmente importante abordar la negativa a establecer un Senado y la prohibición de la reelección de los parlamentarios. Resulta contradictorio que aquellos que apoyaron el referendo en su momento ahora se muestren indignados por la baja calidad del actual Legislativo. Es fundamental avanzar en un programa mínimo de reforma política que permita al Congreso justificar su permanencia y sentar las bases de una representación más sólida y eficiente.
Por otro lado, es imprescindible relanzar el modelo económico del país para recuperar altas tasas de crecimiento y reducir la pobreza. La desaceleración económica, impulsada por la retórica a favor de una constituyente por parte de Pedro Castillo, las sobrerregulaciones estatales y el proceso de regionalización, ha frenado el progreso del Perú. En la actualidad, el país crece a tasas inferiores al 3%, y más de nueve millones de peruanos viven en condiciones de pobreza. Para revertir esta situación, se deben simplificar los procedimientos burocráticos del Estado y reformar la regionalización para que los recursos generados por las empresas y los privados se transformen en infraestructuras vitales, como carreteras, escuelas, centros de salud y servicios básicos para las poblaciones excluidas.
Además, tanto el Ejecutivo como el Legislativo tienen la responsabilidad de establecer los cimientos de una reforma educativa y del sistema de salud. Para concebir un futuro próspero para el Perú en el contexto de las revoluciones tecnológicas globales, es fundamental abordar los desafíos actuales en el ámbito educativo y de la salud.
En lugar de confiar exclusivamente en una burocracia centralizada, debemos promover la participación activa de la sociedad y los padres de familia. Esto implica fomentar una cultura de amor y dedicación hacia la educación, donde se reconozca la importancia del mérito y se brinde apoyo a las iniciativas que promuevan un sistema educativo inclusivo y de calidad.
Asimismo, es fundamental que el Ejecutivo y el Legislativo trabajen en conjunto para fortalecer el sistema de salud. Esto implica abordar los desafíos actuales, como la falta de acceso equitativo a los servicios de salud, la calidad de la atención y la sostenibilidad financiera del sistema. Es necesario implementar políticas que promuevan la excelencia en la atención médica y que garanticen el acceso a servicios de calidad para todos los ciudadanos. Ambos organismos del estado deben sentar las bases de una reforma educativa y del sistema de salud en el Perú. Esto implica alejarse de tensiones ideológicas y enfocarse en la promoción de la meritocracia, el involucramiento de los padres y la sociedad, así como la búsqueda de soluciones que mejoren la calidad y accesibilidad de la educación y la atención médica para todos los peruanos.
Junto con las reformas en educación y salud, el Perú necesita una nueva legislación laboral basada en la flexibilidad de los contratos, que refleje la realidad de los mercados emergentes y populares en todo el país. Finalmente, para impulsar el crecimiento económico y reducir la pobreza, es fundamental que el Ejecutivo y el Legislativo impulsen inversiones en infraestructura a través de sistemas como el de obras por impuestos y las asociaciones público-privadas. Los retrasos en proyectos de construcción de carreteras, puertos, aeropuertos, conectividad digital y otros aspectos clave solo obstaculizarán cualquier posibilidad de lograr un crecimiento sostenible y una reducción significativa de la pobreza.
En resumen, si el Ejecutivo y el Congreso deben justificar su permanencia en el poder, deben comprometerse con un conjunto de reformas integrales. Esto implica romper con la polarización política, reconstruir el sistema político, relanzar el modelo económico, promover cambios en la educación y el sistema de salud, establecer una legislación laboral flexible y fomentar inversiones en infraestructura. Solo a través de estas acciones audaces y proactivas podrán sentar las bases para un futuro mejor y asegurar que su permanencia en el poder sea en beneficio de los intereses nacionales y el bienestar de todos los peruanos.