Suministro de cereales: amenaza al comercio internacional

Por Willard Manrique, CEO de Grupo Crosland, Profesor del PAD Escuela de Dirección de la Universidad de Piura.

El bombardeo de zonas estratégicas para el abastecimiento de cereales, como el puerto de Odesa en Ucrania, representa una grave amenaza para el mundo en términos de seguridad alimentaria y comercio internacional. La situación actual de guerra ha llevado a que Rusia bloqueara los puertos ucranianos en el Mar Negro y anunciara que no garantizará la seguridad de los barcos que transporten cereal ucraniano, lo que ha generado una crisis alimentaria. Europa, Turquía, Reino Unido, Irlanda y distintos países de África se cuentan entre los primeros impactados por este problema.

El mercado mundial de cereales se ha visto afectado por el aumento de los precios debido al conflicto Rusia-Ucrania, desde su inicio, además de padecer inseguridad en las rutas de transporte. La guerra ha tenido un impacto devastador en la cadena de suministro global de cereales. Esto ha llevado a un aumento de los precios, lo que afecta negativamente a los países más pobres que dependen de las importaciones para su abastecimiento alimentario; por ejemplo, África. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) ha advertido que 44 millones de personas en 38 países estaban al borde de la hambruna cuando Rusia invadió Ucrania, lo que refleja la gravedad de la crisis alimentaria.

El problema es también comercial. Ucrania es un jugador clave en los mercados mundiales de cereales, especialmente en maíz, aceite de girasol, cebada, trigo y semillas de colza. El bloqueo de los puertos ucranianos ha creado un cuello de botella en las cadenas de suministro de alimentos y ha obstaculizado la capacidad de dicho país para exportar plenamente sus productos.

El pasado desbloqueo parcial de los puertos ucranianos y la firma de un acuerdo de exportación de granos proporcionaron cierto alivio, pero se considera una solución parcial. La situación sigue siendo incierta y depende en gran medida de la evolución del conflicto. Además, los precios de la energía y los fertilizantes han aumentado significativamente debido a la guerra y las sanciones, lo que afecta aún más los costos de producción y transporte de alimentos y agrava la crisis, a una escala global.

En el 2022, las importaciones anuales de Perú fueron las más altas de los últimos 20 años, alcanzando los US$60.073 millones y registrando un crecimiento de 18,1% frente al 2021. Este incremento continuó influenciado principalmente por los mayores precios de importación de los combustibles, fertilizantes, insumos industriales y alimentos, de acuerdo a un reporte elaborado por el Centro de Investigación de Economía y Negocios Globales CIEN-ADEX.

Según las características de uso, en 2022, las materias primas y productos intermedios lideraron las importaciones, acumulando el 54,7% del total de compras y siendo las más dinámicas, con un incremento de 32,1%. Entre los principales alimentos que importa el Perú destacan la soya, el maíz, el trigo, el arroz, el azúcar y los productos lácteos. Aunque los principales países de origen de estos alimentos son Argentina (principalmente maíz, soya y trigo), Canadá (trigo) y Estados Unidos (soya, maíz, productos lácteos y trigo), el impacto global en los precios complicará a nuestro país, en medio del escenario inflacionario en el que estamos.

Es fundamental que la comunidad internacional trabaje en conjunto para encontrar soluciones a esta crisis y garantizar un abastecimiento adecuado de alimentos para todos los habitantes del planeta. Además, es necesario buscar formas sostenibles de producción y comercio de alimentos para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo y reducir la dependencia de países en conflicto o inestables para el suministro de alimentos básicos.

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