De CEO a emprendedor: consejos claves antes de iniciar tu propio negocio

Por Redacción Rumbo Económico

Menos del 30% de la PEA peruana es formal, que conduce a que un alto porcentaje elija el autoempleo y tenga la necesidad de emprender, aún con poca formación. Esta es una de las razones por las que muchos pequeños negocios no perduran en el tiempo.

Cada vez hay más peruanos dispuestos a crear su propio negocio por la poca oportunidad de trabajo formal, también impulsados por la creatividad, empuje y vocación al trabajo, encontrando una oportunidad en contextos adversos. Próximos a celebrar el Día Mundial del Emprendedor, el proyecto inicial de una empresa no es nada fácil y para ello, es necesario conocer las recomendaciones de un empresario de éxito y experto en la materia.

Según DATUM, el 55% de la población peruana labora en un emprendimiento propio y de este porcentaje, el 45% empezó durante la pandemia. Esa cualidad resiliente ante la necesidad económica nos caracteriza desde hace décadas, conformando así, la gran fuerza económica que nos permite virar cualquier tipo de crisis.

Sin embargo, no todas sobreviven al primer año de su creación. La Cámara de Comercio de Lima alertó que solo 1 de cada 10 pequeñas empresas se mantiene a flote y las demás, no alcanzan su nivel de madurez. Jaime Aguirre Guarderas, director de empresas y Chair de Vistage, nos indica algunas razones comunes, por las que muchos emprendimientos fracasan en sus primeros pasos:

  • No haber estimado el aporte de capital inicial correctamente, que permita sostener la primera fase hasta llegar al punto de equilibrio, llegando a la iliquidez y consecuente quiebra.
  • Que el entusiasmo a la hora de dimensionar el mercado haya opacado las dificultades reales que iban a enfrentar, como los diversos gastos de ventas en los que tenían que incurrir, contar con el equipo humano necesario, los plazos de pago de los clientes mayores a lo planeado, el tiempo mayor al esperado en su penetración de mercado y su debilitamiento en caja llevándolos a la insolvencia.
  • Que no tengan una estrategia clara e integral del negocio, como: la falta de identificación de la competencia y la imprecisión de conocer cuál es mi mercado, cómo penetrarlo, qué canales de comercialización voy a usar, cómo me voy a financiar, cómo daré soporte y seguimiento, quiénes deben ser mis aliados estratégicos o proveedores, entre otros.

El experto explica que hay dos tipos de emprendimientos que no tienen el mismo punto de partida: los que ingresan a brindar un servicio o producto existente y los que entran a proveer algo que aún no existe en el mercado, añadiendo qué ruta se debe tomar en cada caso.

“En el primer caso, de un negocio existente, se debe tomar en cuenta que ya existe una oferta conocida por los consumidores, entonces lo primero es precisar qué ventaja o beneficio vas a ofrecer. Luego, definir tu organización y funciones, que incluya el segmento de mercado, canales de comercialización, distribución y mediciones que le permitan conducir y corregir. Por último, preparar su caso de negocios, es decir, que haya proyectado sus volúmenes, sus precios, ingresos, costos y gastos, incluyendo el flujo de caja que le permitirá saber cuál debe ser el aporte de capital” sostuvo Aguirre.

Si nos encontramos en el segundo caso, en el que un emprendedor pretende satisfacer una necesidad no cubierta, el empresario sugiere que, despúes de haber realizado todo el plan de negocios descrito para el caso anterior, se debe hacer un esfuerzo de difusión, educación e introducción de su bien o servicio en el segmento de mercado al que va dirigido. La introducción de un nuevo servicio o producto tiene una curva de penetración más baja, por ser algo desconocido, demandará mayor capital inicial, así como una tenacidad y fe de los emprendedores en su proyecto.

A raíz de la convulsión social, es habitual cuestionarse si es favorable o no aventurarse en el mundo emprendedor en estos momentos. “Si bien es cierto que las pequeñas empresas no tienen las espaldas financieras de las más grandes, poseen la gran ventaja de la flexibilidad y la rapidez en corregir que, al tener gastos menores y una organización más pequeña, estas pueden adaptarse con agilidad a nuevas condiciones de mercado y definir alianzas con otras empresas para complementarse”, finalizó Aguirre.

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