Chat GPT: ¿Puede la inteligencia artificial ser una aliada en la lucha contra los trastornos psicológicos?

Por Redacción Rumbo Económico

En la actualidad, es cada vez más frecuente encontrar una variedad de aplicaciones y herramientas de inteligencia artificial que plantean el riesgo de sustituir a los psicólogos en el tratamiento de los problemas de salud mental.

Estamos viviendo en una era digital en la que el avance de la tecnología y el uso continuo de Internet han transformado por completo nuestra vida diaria. Nos brindan un acceso inmediato a la información y el conocimiento, además de facilitar una comunicación constante que trasciende fronteras. Es indudable que contar con diversas herramientas digitales mejora la calidad de vida, aumenta la productividad y la eficiencia en diversas actividades humanas.

Uno de los campos más prometedores en el desarrollo de las ciencias tecnológicas es la inteligencia artificial. Se ha creado con el objetivo de emular el funcionamiento de la mente y el cerebro en un software, es decir, realizar tareas que requieren funciones cognitivas similares a las de los seres humanos, como razonar, percibir, aprender, planificar y resolver problemas. En la actualidad, su importancia es tal que se aplica en casi todos los campos profesionales, incluida la psicología, donde se promocionan aplicaciones relacionadas con la salud mental.

Una de las plataformas de inteligencia artificial que está ganando popularidad es Chat GPT, desarrollada por OpenAI. Se destaca por su capacidad de respuesta inmediata ante cualquier consulta de los usuarios. Recientemente, han lanzado una nueva herramienta de apoyo psicológico llamada Koko, que busca proporcionar acompañamiento emocional y psicológico a las personas que necesiten recursos para cuidar su salud mental.

Es importante mencionar que Koko es una plataforma didáctica que cuenta con un chat automatizado. Sugiere una serie de opciones que las personas pueden seleccionar según sus necesidades. Los servicios que ofrece incluyen apoyo mutuo, cursos de autoayuda, un plan de seguridad y la posibilidad de conectarse con líneas de crisis a nivel mundial.

Es relevante señalar que esta aplicación no es atendida por especialistas de la salud mental, sino únicamente por inteligencia artificial. En el caso de optar por la alternativa de apoyo mutuo, la aplicación redirige automáticamente a la red social de Whatsapp para iniciar una conversación espontánea con otra persona.

Ahora bien, surge la pregunta de si la inteligencia artificial puede ser una aliada en la lucha contra los trastornos psicológicos. Existe una relación significativa entre la psicología y la inteligencia artificial en diversos campos de la ciencia del comportamiento humano. Por ejemplo, en la psicología educativa se utilizan varias innovaciones pedagógicas que abordan el aprendizaje desde una perspectiva más moderna. De manera similar, la neurociencia se beneficia de esta tecnología para potenciar la investigación, y la psicología forense puede utilizar simulaciones basadas en inteligencia artificial.

Sin embargo, en el ámbito clínico surge la interrogante de si los psicólogos pueden ser reemplazados por máquinas. Si bien se están realizando experimentos en esta área, desde mi perspectiva como psicóloga, considero que el uso excesivo de estas herramientas puede ser peligroso, ya que no hay evidencia científica que demuestre que recibir este tipo de apoyo emocional proporcionado por una inteligencia artificial tenga un verdadero impacto en la salud mental de las personas.

Es fundamental tener en cuenta que somos seres biopsicosociales y necesitamos de las relaciones humanas para lograr un desarrollo y bienestar integral. Dependiendo únicamente de estas tecnologías corta por completo la interacción con los demás e incluso fomenta el aislamiento, impidiendo que las personas puedan expresar sus sentimientos y pensamientos.

Además, es importante destacar que este tipo de software carece de la capacidad para comprender el lenguaje no verbal, las expresiones, intenciones y emociones de las personas, ya que estas habilidades solo se pueden lograr a través de la observación y la capacidad de empatizar de los seres humanos mediante la escucha activa.

Estoy de acuerdo en que las nuevas tecnologías se empleen para desarrollar nuevas formas de comprender el campo de la psicología y el cerebro humano, que es un órgano sumamente complejo y difícil de simular y sintetizar en una herramienta digital.

No obstante, es fundamental tener en cuenta el factor ético en esta situación. Las personas comparten información muy sensible con un robot que utiliza un lenguaje desconocido. Esto plantea preocupaciones sobre la falta de consentimiento informado y el secreto profesional, ambos aspectos fundamentales en el código deontológico que rige la labor de los profesionales de la psicología.

En conclusión, creo que este tipo de aplicaciones y herramientas pueden ayudar a identificar ciertos síntomas de trastornos, pero no pueden reemplazar la orientación y el acompañamiento que brindan los psicólogos, quienes están capacitados para abordar temas de salud mental.

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