La educación financiera en el Perú es un desafío significativo y pendiente, marcado por la falta de acceso a servicios financieros en ciertos segmentos de la población, la baja cultura económica, la resistencia al cambio y la limitada conciencia sobre la importancia de un plan financiero a mediano y largo plazo, sostuvo Oscar Vilchez, gerente Nor Oriente de Caja Piura.
De acuerdo a la tercera Encuesta Nacional de Capacidades Financieras, desarrollada por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP del Perú (SBS), el 46% de la población peruana cuenta con un nivel medio de educación financiera y un 13% tiene un nivel adecuado; pero aún hay un 41% que carece de capacidades financieras.
En respuesta a esta necesidad, Caja Piura ha implementado un programa integral de educación financiera dirigido a sus clientes, como a aquellos que aún no forman parte del sistema financiero, priorizando los segmentos con menor acceso, brindando herramientas para la gestión eficiente de finanzas personales y empresariales..
Para el especialista el principal obstáculo es la falta de acceso a programas de educación financiera. “A partir de este año, en las mallas curriculares se ha implementado un curso en las instituciones educativas, para inculcar esta cultura desde temprana edad. Sin embargo, otro punto por considerar es la resistencia al cambio que tienen ciertas personas, que priorizan el “vivir el momento”, sin planificar y organizar sus ingresos y gastos” precisó.
Caja Piura considera fundamental el conocimiento de cinco términos económicos clave en su programa de educación financiera: la elaboración de presupuestos personales/familiares, tasas de interés pasiva y activa, la inflación, la rentabilidad y la diversificación de la inversión.
Desde la perspectiva del gerente Nor Oriente de Caja Piura, las entidades privadas han dado pasos en la dirección correcta al apostar por la capacitación de clientes y población en general, entregando conceptos básicos de cultura financiera. No obstante, se reconoce que estos esfuerzos aún son limitados, y la colaboración con instituciones educativas se presenta como el método natural para lograr una amplia cobertura.
Como indicador clave de la efectividad de las campañas, Oscar Vilchez destaca la necesidad de observar un mayor uso de los servicios financieros y mejoras en las tasas de ahorro e inversión. Propone el desarrollo de programas educativos accesibles a la población en general, especialmente en zonas rurales, y fomentar la colaboración público/privada para implementar programas focalizados en sectores con menor oportunidades. También se sugiere el uso de medios digitales y redes sociales, para llegar a un público más amplio con conceptos de educación financiera de manera accesible y práctica para la vida diaria.
La microfinanciera reafirma su compromiso con la educación financiera como motor de cambio y desarrollo sostenible en el Perú, trabajando activamente para superar los desafíos y construir un futuro financiero más sólido para todos.