El Perú necesita 18 mil médicos y 60 mil enfermeros para cubrir demanda actual en hospitales y clínicas

El Perú, al igual que muchos otros países de Latinoamérica, enfrenta desafíos en su sistema de salud, y uno de los problemas más apremiantes es el déficit de profesionales de la salud. Nuestro país necesita alrededor de 18,000 médicos y 60,000 enfermeros para cubrir la demanda hospitalaria en todo el territorio nacional, estimó Sergio Ronceros, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Privada del Norte (UPN).

“A estas cifras se suma la falta de 11,000 médicos especialistas en el sistema público, principalmente pediatras, gineco-obstetras, internistas, neurocirujanos, traumatólogos y emergencistas”, advirtió Ronceros.

La escasez de profesionales de la salud no solo afecta la calidad de la atención médica en el país, sino que también pone en riesgo la vida de miles de personas. En muchas zonas rurales y remotas del Perú, la falta de médicos es aún más aguda, lo que significa que esta función la deben asumir los médicos generales.

Para Ronceros, el Perú necesita una política de distribución apropiada de especialistas de la salud. “Se debe motivar a los médicos formados en las regiones para que se queden en ellas después de graduarse, pero para esto se requiere un programa de capacitación permanente y sobre todo una política de sueldos diferenciada para estas zonas”, agregó.

Una de las principales causas de la escasez de profesionales es la falta de formación adecuada. En este sentido, las universidades juegan un papel fundamental en la preparación de médicos y enfermeros, sin embargo, muchos centros de estudios carecen de los recursos necesarios para ofrecer una educación de calidad en el área de la salud.

Para contribuir con la calidad de los futuros profesionales de la salud, la Facultad de Ciencias de la Salud de la UPN dispone de cinco programas profesionales autorizados por Sunedu.

El Dr. Sergio Ronceros precisó que un profesional médico debe una visión integral de la persona humana en todas sus dimensiones, tanto física, mental, espiritual, afectiva y social. Además, debe ser capaz de entender y construir una relación de confianza con sus pacientes, promoviendo su bienestar y transformando sus vidas.

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