El Perú necesita una nueva oleada de reformas para potenciar la inversión privada y el crecimiento

Por Manuel Villalva


A pesar de haber enfrentado ciclos de guerras políticas, el Perú está experimentando un momento decisivo en su historia política y económica, con cierta estabilidad en el Ejecutivo y el Congreso. Sin embargo, todavía hay desafíos y problemas que enfrentar en el país.

El modelo de crecimiento y la construcción republicana que se han aplicado en las últimas tres décadas han llegado a un momento límite. El sistema político ya no representa a la sociedad y el crecimiento económico ya no reduce la pobreza. Por lo tanto, se necesitan una serie de reformas que promuevan la inversión privada y el crecimiento sostenible.

Una de las principales reformas que se necesitan es la reforma del sistema político. El referéndum político que impulsó Martín Vizcarra y el progresismo en general ha destruido la representación en el Legislativo con la prohibición de la reelección de los parlamentarios y la negativa a instalar un Senado. Como resultado, es probable que en las siguientes elecciones la representación en el Congreso empeore cada vez más.

En el año y medio de gobierno de Castillo ha derrumbado el crecimiento económico. Es necesario potenciar la inversión privada y simplificar todos los procedimientos y sobrerregulaciones que se han organizado y han convertido al Estado peruano en uno de los más burocráticos de la región. El Estado debe convertirse en amigo de la sociedad, los ciudadanos y la inversión privada.

Otro desafío que se menciona es la informalidad en la economía y en la sociedad. Se necesita una propuesta de reforma tributaria que simplifique el sistema impositivo e incorpore a todos los peruanos y empresas a la formalidad. También se necesita una reforma laboral que incorpore a millones de trabajadores a los sistemas de salud y previsional. Además, se deben realizar transformaciones en los sistemas educativos y de salud para desarrollar ciudadanos plenos, educados, capacitados y saludables. Además, es crucial resolver los atrasos en las inversiones en infraestructura, que superan los US$ 150,000 millones. De esta manera, podremos contar con una fuerza laboral preparada y capacitada para enfrentar los cambios que se presenten en el futuro.

En resumen, el Perú necesita una nueva oleada de reformas para mantener la gobernabilidad y el crecimiento. Estas reformas deben ser guiadas por la simplificación de procedimientos y la promoción de la inversión privada, la formalización de la economía y la sociedad, la reforma tributaria y laboral, la transformación de los sistemas educativos y de salud y la solución de los retrasos de las inversiones en infraestructuras. Si el Perú no toma medidas en este sentido, la impaciencia y la desesperación en las clases medias y los pobres pueden llevar a una nueva tragedia tipo Castillo.

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