Sustituir algunos componentes en lugar de eliminar equipos completos permite extender su vida útil, reducir costos y minimizar el impacto ambiental.
La eficiencia energética y la sostenibilidad se han consolidado como pilares esenciales en la agenda global. En este escenario, la modernización de equipos eléctricos se presenta como una solución estratégica para optimizar los costos operativos y reducir la huella ambiental, alineándose con los desafíos contemporáneos de eficiencia y preservación del medio ambiente.
Y es que en países como Perú se estima que cada año en el país se producen más de 100 mil toneladas de residuos de aparato eléctricos y electrónicos (RAEE). Según el Sistema de Información para la Gestión de Residuos Sólidos (Sigersol) del Ministerio del Ambiente, en 2020 se reciclaron 5.724 toneladas, en 2021 se alcanzaron 11.175,8 toneladas y en 2022 más de 14.700 toneladas. Por lo tanto, adoptar un enfoque circular que permita prolongar la vida útil de los equipos antes de descartarlos es esencial para mitigar el impacto ambiental y optimizar los recursos.
La obsolescencia de los equipos eléctricos no solo aumenta el consumo energético, sino que también eleva los costos operativos. No obstante, en muchos casos optimizar su desempeño no requiere un reemplazo total. En el caso de los tableros eléctricos, por ejemplo, la sustitución de componentes clave, como los interruptores, permite extender su vida útil sin necesidad de una inversión significativa.
Roberto Lepin, director de Servicios SAC para Schneider Electric, indica que “cada vez que reemplazamos solo un interruptor estamos evitando aproximadamente cuatro toneladas de emisiones de C02 en el medio ambiente y 40 m² de agua. Esto genera un impacto ambiental significativo y reduce la demanda energética asociada a la fabricación de nuevos equipos”.
Teniendo en cuenta esta cifra, vale la pena destacar que, a nivel global, los residuos electrónicos están alcanzando niveles alarmantes. Según un informe de la Organización de Naciones Unidas, en 2022 se produjeron 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, lo que representa un aumento del 82% respecto a 2010 y, de no tomarse medidas, se prevé que esta cifra aumente un 32% para 2030.
Este panorama resalta la urgencia de adoptar estrategias como la modernización de equipos, que además de contribuir a reducir la huella ambiental, también responden a los desafíos globales de sostenibilidad y eficiencia energética.
Hacia un enfoque circular
Siguiendo la tendencia global hacia la sostenibilidad, Schneider Electric ha desarrollado soluciones tecnológicas como EcoStruxure, que permiten extender la vida útil de los tableros eléctricos hasta en un 25% mediante la modernización de componentes clave. Este enfoque no solo mejora el rendimiento de los equipos, sino que también contribuye a la reducción de residuos electrónicos y promueve una gestión más eficiente de los recursos.
Al respecto, Lepin indica que “es fundamental contar con soluciones que puedan resolver estos problemas, modernizar los equipos y las soluciones. Extender la vida de los equipos reduce la huella de carbono, lo que además puede significar ahorros de hasta el 90% modificando solo los componentes activos para ahorrar recursos y reducir las emisiones de CO2”.
Los equipos e instalaciones obsoletos desperdician energía y aumentan los costos operativos, lo que reduce la eficiencia. Con este tipo de soluciones se pueden resolver estos problemas y modernizar equipos e instalaciones.
En conclusión, “la optimización antes de la sustitución es una estrategia económicamente viable y también una opción que responde de manera eficiente a las demandas de sostenibilidad y eficiencia energética del futuro”, finaliza Lepin.