Urge una reforma política: Perú al borde del caos electoral en 2026

Por Manuel Villalva

En el panorama político peruano, se vislumbra una situación preocupante: treinta partidos políticos, y otros tantos candidatos presidenciales se encuentran inscritos, además de casi veinte partidos en procesos de inscripción a dos años de las elecciones generales previstas para 2026. Esta proliferación de partidos refleja el caos y la fragmentación que ha caracterizado la política peruana en las últimas décadas.

Desde 2011, cuando la mayoría de los peruanos eligió como presidente a Ollanta Humala, el candidato respaldado por Hugo Chávez, el Perú ha enfrentado una serie de turbulencias políticas. La elección de Humala, con su inicial orientación hacia una izquierda radical, preocupó a muchos. Sin embargo, un cambio significativo ocurrió cuando Humala nombró a Óscar Valdés Dancuart, un empresario y exmilitar con sentido común, como primer ministro. Valdés logró redirigir el régimen de Humala hacia un centro político más moderado, lo que fue un respiro para muchos.

La reciente inscripción de Valdés en el Partido Popular Cristiano (PPC) con miras a los comicios de 2026 es una noticia alentadora. Valdés se une a una organización política con una rica historia, que fue dirigida durante muchos años por Luis Bedoya Reyes y Lourdes Flores Nano. Además, el nuevo presidente del PPC, Carlos Neuhaus Tudela, está consolidando el partido con la inclusión de figuras destacadas como Fernando Cillóniz Benavides y Carlos Añaños Jeri.

El reto principal radica en la profunda fragmentación política del país. Con aproximadamente treinta partidos inscritos, el escenario electoral de 2026 se presenta como una batalla caótica por votos, lo que podría resultar en un Congreso aún más dividido y disfuncional que el actual. Enrique Ghersi, un destacado abogado y exsenador, ha propuesto inteligentemente la formación de un “frente nacional para salvar la democracia”. Su idea de unir fuerzas entre partidos con objetivos y planteamientos similares es esencial para evitar la tragedia de un Congreso excesivamente fraccionado y un panorama político ingobernable.

La propuesta de Ghersi sugiere que los partidos mantengan su independencia e individualidad, pero presenten una fórmula presidencial común y un plan de gobierno vinculante y público. Esta estrategia permitiría a los partidos expresarse individualmente en el Congreso, pero unidos en la elección presidencial, brindando una mayor estabilidad política.

En resumen, la situación política del Perú requiere urgentemente de reformas y alianzas estratégicas para evitar el caos y la inestabilidad. La formación de frentes políticos, como propone Ghersi, podría ser un paso crucial hacia un gobierno más cohesionado y funcional. La historia y los desafíos actuales del Perú nos enseñan que la unidad y la colaboración son fundamentales para superar los obstáculos y construir un futuro mejor.

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