La carne del mañana no se cría con razas del ayer

Por Dr. Jorge Lazo Zúñiga

El futuro no se cría al azar

Modernizar la ganadería peruana es urgente

La ganadería de engorde en el Perú enfrenta una encrucijada decisiva: continuar con una tradición basada en seudorrazas criollas y cruzadas de bajos rendimientos, o dar el salto hacia una modernización genética comprobada como más rentable y eficiente. No se trata simplemente de elegir entre lo viejo y lo nuevo, sino de una decisión estratégica que marcará el destino del sector ganadero rumbo al 2030.

El costo de la tradición

Actualmente, más del 79 % del hato nacional está conformado por seudorrazas —criollas y cruzadas— producto de cruzamientos sin dirección genética clara. Esta realidad limita la productividad, reduce la eficiencia cárnica y mantiene a la ganadería atrapada en un modelo empírico y de subsistencia, ajeno a las exigencias del mercado nacional e internacional.

Un reciente análisis económico del ciclo de engorde bovino en el Perú, sustentado en datos precisos y estudios de campo, lo confirma: criar animales no especializados puede generar pérdidas de hasta S/ 302 por cabeza a los 16 meses. En cambio, optar por razas mejoradas como el Brangus en la Amazonía puede generar utilidades acumuladas de S/ 893 en el mismo período. No es una cuestión de opiniones, sino de cifras concretas: la diferencia entre subsistencia y negocio está, fundamentalmente, en la genética.

La genética sí importa

Los datos son contundentes: la brecha principal entre las razas tradicionales y las especializadas está en la tasa de ganancia diaria de peso (GDP). Bajo iguales condiciones de alimentación, un bovino Brangus puede alcanzar hasta 2.26 kg/día en engorde intensivo, superando ampliamente los 1.8 kg/día de los criollos. Esta diferencia de 0.46 kg diarios se traduce en mayor producción de carne, mejores tiempos de engorde y, sobre todo, un retorno sobre la inversión (ROI) que puede alcanzar el 25 %, gracias a la valorización por calidad de carcasa.

La genética no es un lujo: es un factor multiplicador del negocio ganadero. Permite mayor eficiencia productiva, acceso a mercados diferenciados y, finalmente, sostenibilidad económica para miles de productores.

El mercado ya decidió

Aunque la estructura productiva nacional sigue anclada en lo tradicional, el mercado se mueve en otra dirección. Lima y Arequipa concentran el 49.6 % del beneficio de ganado, en un entorno competitivo y con altos estándares. En este mercado, la calidad paga. Y quienes producen mejor carne acceden a mejores precios, canales de comercialización y oportunidades de crecimiento.

Ejemplos regionales refuerzan esta lógica. Paraguay, con un territorio comparable al de Loreto, maneja 13 millones de cabezas de ganado, el 48 % de ellas de raza Brangus, y se posiciona como el noveno exportador mundial de carne. El Perú, en contraste, aún no exporta ni un solo kilo de carne, al no cumplir con los estándares mínimos de calidad.

Hacia una política de transformación genética

Ante esta realidad, la estrategia nacional “Raza Productiva Perú 2030” no es simplemente un plan técnico. Es una hoja de ruta para salir del círculo vicioso de baja productividad, informalidad y pobreza rural. Esta estrategia propone tres ejes fundamentales:

  1. Reconversion genética, a través de inseminación artificial y transferencia de embriones con subsidio estatal.
  2. Educación ganadera, enfocada en alfabetización genética y formación de líderes técnicos en campo.
  3. Incentivos económicos, mediante bonos por animal mejorado y créditos condicionados a genética certificada.

No más azar

Persistir en sistemas de baja genética es perpetuar la improductividad. No se puede competir —ni abastecer adecuadamente al mercado— con animales que no rinden, no engordan y no permiten diferenciar el producto. La mejora genética no es una aspiración académica, sino una necesidad económica urgente. Es la línea que separa la subsistencia de la prosperidad.

Además, la baja rentabilidad del modelo actual contribuye a la migración rural. Si la ganadería no se convierte en un negocio viable, el campo se vacía, se pierde el tejido productivo y se debilita la seguridad alimentaria nacional.

Una nueva carne para un nuevo Perú

El mensaje es claro: el futuro no se cría al azar. Si el Perú aspira a una ganadería moderna, rentable y con vocación exportadora, debe actuar ahora. No es sostenible que el 79 % del hato nacional esté destinado a producir carne de bajo valor, ni que nuestros ganaderos continúen operando a pérdida, bajo la sombra de una tradición que ya no responde a los desafíos del siglo XXI.

Se necesitan decisiones valientes, liderazgo técnico desde el Estado y, sobre todo, una nueva narrativa ganadera basada en evidencia, eficiencia y visión de futuro. El Perú tiene el potencial para producir carne de calidad, competir en los mercados y, lo más importante, dignificar el trabajo de quienes crían nuestro ganado.

En ganadería, como en economía, la genética es destino. Y el Perú ya no puede darse el lujo de improvisar.

DESCARGA EL ESTUDIO TÉCNICO COMPARATIVO EN EL SIGUIENTE ENLACE:

You may also like

Deja un comentario

Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?