Ni chacra ni empresa: la trampa del subdesarrollo rural en el Perú

Por Dr. Jorge Lazo Zúñiga

La fragmentación de la tierra agrícola en el Perú constituye una de las principales causas de la baja rentabilidad y el estancamiento del sector agrario. Más de dos millones de agricultores familiares operan predios menores a 5 hectáreas, lo que genera una agricultura de subsistencia sin capacidad de generar excedentes ni valor agregado. Según el IV Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO, 2012), el tamaño promedio de estas unidades es de 3.1 hectáreas. El 70% de los ingresos de estos agricultores proviene de actividades no agrícolas, lo que evidencia su inviabilidad económica.

Las consecuencias de esta fragmentación incluyen la pérdida de economías de escala, altos costos unitarios de producción, difícil acceso a financiamiento y migración forzada hacia zonas urbanas. Además, la falta de inversión en reconversión productiva limita el potencial agrario y perpetúa la pobreza rural. Estudios internacionales del Banco Mundial (2017), la FAO (2021) y la Unión Europea (Davidova et al., 2021), coinciden en que una explotación agrícola económicamente viable requiere entre 5 y 10 hectáreas, siendo 8 hectáreas el umbral mínimo recomendado.

Para revertir esta situación, se plantea una estrategia de concentración productiva basada en incentivos fiscales, medidas obligatorias y promoción de cooperativas. Sin una política clara y efectiva, la fragmentación continuará debilitando la competitividad del sector agrícola peruano y perpetuando el subdesarrollo rural.

El problema estructural de la división de tierras

En el Perú, más de 2 millones de agricultores pertenecen al estrato de agricultura familiar (consolidado, en vías de consolidación y de subsistencia), operando predios inferiores a 5 hectáreas. Según el IV Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO, 2012), el tamaño promedio de las unidades agropecuarias es de apenas 3.1 hectáreas, y más del 70% de los predios son menores a 5 ha. Esta estructura predial hiperminifundista, resultado de herencias sucesivas, ausencia de regulación parcelaria y falta de visión estratégica de ordenamiento, ha devenido en una agricultura de subsistencia improductiva y fragmentada, sin capacidad de generar excedentes, valor agregado ni cadenas comerciales sostenibles (INEI, 2021).

Además, según los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), el 70 % de los ingresos en la agricultura familiar de subsistencia no proviene de la actividad agropecuaria, sino de actividades externas a ésta (Motocar, Taxi, Tienda de abarrotes, Albañileria, otros), revelando que la denominada agricultura familiar de subsistencia no es realmente una agricultura económicamente viable. Como advierte Lazo, J. (2025) en su artículo denominado Productores sin futuro: ¿Cuánto más sostendremos lo insostenible? se trata de una “agricultura no viable” que sobrevive por inercia estructural y subsidios ocasionales, pero no genera ingresos agrarios suficientes ni permite reinversión productiva.

Consecuencias económicas de la fragmentación de la tierra

  • Infrautilización del potencial agrario: los predios pequeños no permiten inversiones en reconversión productiva, transformación o innovación.
  • Reducción estructural del ingreso agrícola: más del 70% de los hogares rurales de este segmento tienen como ingreso principal actividades no agrícolas (INEI, 2021).
  • Migración forzada y descomposición del tejido social: la imposibilidad de generar un ingreso digno en el campo expulsa población hacia las ciudades, muchas veces a la informalidad o pobreza urbana (Davidova et al., 2021).
  • Pérdida de economías de escala: la mecanización, el uso eficiente de insumos y el acceso a servicios de riego y asistencia técnica, se vuelven inviables en superficies pequeñas (Banco Mundial, 2017).
  • Altos costos unitarios de producción: el minifundio reduce la productividad del trabajo y encarece el transporte, almacenamiento y comercialización.
  • Débil acceso a financiamiento: la propiedad fragmentada dificulta el uso de la tierra como garantía hipotecaria (FAO, 2021).

Superficie mínima para una agricultura económicamente viable en el Perú

Diversos estudios del Banco Mundial (2017), de la FAO (2021) y de la Unión Europea (Davidova et al., 2021) coinciden en que, bajo condiciones de riego o acceso moderado a mercados, una unidad productiva requiere al menos entre 5 y 10 hectáreas para ser económicamente sostenible. En particular, el estudio de Davidova et al. establece que 8 hectáreas es el umbral promedio mínimo para lograr una explotación agraria viable dentro de las tipologías europeas de agricultura familiar. Este rango, también se considera apropiado para condiciones similares en el contexto mundial y peruano.

Estrategia de concentración productiva, tributaria y obligatoria para el Perú

A) Concentración operativa inclusiva (voluntaria):

  • Fomento de cooperativas empresariales y consorcios productivos: Agrupación de agricultores para maximizar recursos, productividad y acceso a mercados.
  • Bancos de tierras públicos: Reserva estatal para arrendar parcelas o facilitar gestión comunitaria eficiente.
  • Incentivos para quienes operen colectivamente más de 10 ha: Beneficios tributarios y financieros para explotaciones agrupadas con mayor escala productiva.

Reforma tributaria agraria diferenciada:

  • Impuesto predial progresivo a predios menores de 5 ha improductivos: Aumento gradual de tributos a tierras pequeñas sin uso económico comprobado.
  • Exoneraciones a explotaciones asociativas de más de 10 ha: Beneficios fiscales para unidades productivas colectivas que superen diez hectáreas.

Medidas de concentración obligatoria:

  • Regulación sucesoria que impida fraccionamiento de predios menores: Prohibición legal de dividir terrenos pequeños para preservar su viabilidad económica.
  • Fusión obligatoria de microparcelas contiguas: Unificación forzosa de terrenos pequeños adyacentes para crear unidades rentables.
  • Programa nacional de rediseño parcelario: Reestructuración de terrenos agrícolas para mejorar escala y eficiencia productiva.
    Condicionalidad para acceder a programas de MIDAGRI: Requisitos mínimos de gestión asociativa para obtener apoyo financiero estatal.

Sustento técnico y comparaciones internacionales

La Unión Europea ha enfrentado retos similares mediante pagos redistributivos, bancos de tierras y restricciones sucesorias. En Italia, la PAC (PAC, o Política Agraria Común, es una política de la Unión Europea (UE) que busca apoyar al sector agrícola) favorece explotaciones mayores a 5 hectáreas (Davidova et al., 2021; Euronews, 2024). Sin una estrategia decidida de concentración, la parcelación por herencia continuará erosionando la viabilidad agraria peruana.

Conclusión

La fragmentación de la tierra agrícola es el cuello de botella estructural más grave para el desarrollo rural peruano. Esta atomización perpetúa el atraso tecnológico, la dependencia del subsidio estatal y la informalidad laboral rural. Superarla requiere una política audaz de concentración productiva integral, combinando incentivos, penalidades y regulaciones sucesorias. Sin escala no hay rentabilidad. Sin rentabilidad no hay desarrollo.

Referencias Bibliográfica

Banco Mundial. (2017). Peru Agricultural Productivity Review. https://documents.worldbank.org
CENAGRO. (2012). IV Censo Nacional Agropecuario del Perú. INEI.
Davidova, S., Thomson, K., & Zawalinska, K. (2021). A new typology of small farms in Europe. Land Use Policy, 102, 105613. https://doi.org/10.1016/j.landusepol.2021.105613
Euronews. (2024). Todo lo que debe saber sobre el sector agrario de la UE. https://es.euronews.com/my-europe.
FAO. (2021). The future of small-scale agriculture. FAO.
INEI. (2021). Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO). INEI.
Vannucci & Associati. (2023). Fiscal implications for small farms in Italy. https://www.vannuccieassociati.it

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