Establecer medidas y acciones en favor de la salud es importante, pero también lo es una adecuada medición para determinar si las intervenciones funcionan.
En la actualidad, hay mayor apertura desde las autoridades y las empresas privadas hacia la atención de la salud mental, lo que marca un camino más optimista.
En el Perú, un 29% presentó síntomas de asociados a la depresión, primordialmente entre jóvenes entre 18 y 24 años. De esta, cifra el 30% son mujeres, mientras que el 23% son hombres, según información del Ministerio de Educación. Mientras que un estudio del Consorcio de universidades reveló que el 40% de los estudiantes encuestados tuvo síntomas de depresión durante la pandemia y el 31% reportó pensamientos suicidas.
Estas alarmantes cifras cuestionan sobre la importancia de prestar atención constante y evaluar el impacto de las acciones emprendidas, tanto en un entorno público como en el sector privado empresarial.
Para Sebastian Tello – Trillo, profesor de Microeconomía aplicada en la University of Virginia (Estados Unidos) y docente asociado de la Lima School of Economics de la Universidad de Piura, es importante cuestionar qué se está midiendo y cómo se está midiendo, dependiendo de los grupos que se analizan y sus particularidades.
“Por ejemplo, en grupos con mayores recursos, puede haber menos estigmas asociados a la salud mental, lo que puede influir en los resultados obtenidos”, agrega el investigador.
La medición de la salud mental en políticas públicas es un tema relevante para evaluar el impacto de las políticas en la sociedad. Estas formas de medición pueden variar desde encuestas a la población, visitas a hospitales hasta la observación indicadores más tangibles, como el número de suicidios.
Salud en el ámbito empresarial
Evidentemente, existe un fuerte impacto en la productividad laboral y su enfoque debe ser igual al que se le da a la salud física. En términos económicos, se estima que la depresión, ansiedad y otros trastornos mentales tienen un costo de trillones de dólares para la economía mundial.
Así, las empresas tienen un papel determinante en la promoción de la salud mental, ya que un colaborador puede afectar a todo un equipo de trabajo y, por lo tanto, a la productividad de toda la empresa.
“Lo importante es promover el entendimiento y reconocimiento de los síntomas que pueden ser indicio de una mala salud mental, asimismo reducir el estigma asociado a la atención de la salud mental, impulsar la educación en este tema y promover un ambiente de trabajo saludable y positivo”, explica Sebastian Tello – Trillo.
Existen empresas que ya implementan la presencia de un psicólogo permanente en sus oficinas para atender los aspectos de la salud mental de sus organizaciones. Para el experto, esto revela un interés creciente por los aspectos vinculados a la salud mental, asimismo se observa una mayor proactividad de partes de las instituciones de gobierno y una mayor apertura de padres de familia por un mayor cuidado de los aspectos emocionales. “Esto es positivo y marca un panorama esperanzador para una mejoría de la salud en general”, puntualiza.